Paseando por la dehesa, con sus rios, embalses, fauna y flora.
Con sus casas encaladas de blanco, todo un placer para los sentidos el olor de la natureza, el color del paisaje, y el sonido de los pajaros y demas animalitos que aqui habitan y todo esto desaparece cuando nos adentramos en las grandes urbes, donde prima el humo gris, ruidos de coches, obras, etc y pasamos de la tranquilidad del campo a las prisas de la urbe
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